32. ¿Olvídase la virgen de su atavío, ó la desposada de sus sartales? mas mi pueblo se ha olvidado de mí por días que no tienen número.
33. ¿Por qué abonas tu camino para hallar amor, pues aun á las malvadas enseñaste tus caminos?
34. Aun en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres, de los inocentes: no la hallé en excavación, sino en todas estas cosas.
35. Y dices: Porque soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.