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San Marcos 8:11-30 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

11. Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle.

12. Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.

13. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera.

14. Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca.

15. Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.

16. Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan.

17. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón?

18. ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?

19. Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce.

20. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete.

21. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?

22. Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.

23. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.

24. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.

25. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.

26. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.

27. Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?

28. Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.

29. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.

30. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno.

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