36. Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
37. Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo.
38. Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho.
39. Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme.