20. Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.
21. Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.
22. Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23. Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
24. diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.