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San Lucas 24:26-38 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?

27. Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

28. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.

29. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.

30. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.

31. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.

32. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?

33. Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,

34. que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.

35. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.

36. Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.

37. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.

38. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?

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