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Romanos 7:8-25 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

8. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.

9. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

10. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;

11. porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.

12. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

13. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.

14. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.

15. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.

16. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

17. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

18. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

19. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

20. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

21. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

22. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

23. pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

24. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

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