15. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.
16. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
17. Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis.
18. Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.