10. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
11. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
12. pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.