Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

1 Tesalonicenses 2:3-12 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

3. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño,

4. sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

5. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;

6. ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.

7. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.

8. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.

9. Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.

10. Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes;

11. así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros,

12. y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.

Leer capítulo completo 1 Tesalonicenses 2