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Salmos 32:2-9 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

2. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,Y en cuyo espíritu no hay engaño.

3. Mientras callé, se envejecieron mis huesosEn mi gemir todo el día.

4. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

5. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah

6. Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.

7. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;Con cánticos de liberación me rodearás. Selah

8. Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;Sobre ti fijaré mis ojos.

9. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,Porque si no, no se acercan a ti.

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