9. Afligíos, y lamentad y llorad. ¡Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza!
10. Humillaos delante del Señor, y él os ensalzará.
11. Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano, y juzga a su hermano, murmura de la ley, y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
12. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y destruir. ¿Quién eres tú para juzgar a otro?