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Santiago 4:5-17 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

5. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: Él celosamente anhela el espíritu que mora en nosotros?

6. Pero él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

7. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

8. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad vuestras manos; y vosotros, los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

9. Afligíos, y lamentad y llorad. ¡Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza!

10. Humillaos delante del Señor, y él os ensalzará.

11. Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano, y juzga a su hermano, murmura de la ley, y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.

12. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y destruir. ¿Quién eres tú para juzgar a otro?

13. ¡Vamos ahora!, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año, compraremos mercadería y ganaremos;

14. y ni siquiera sabéis lo que será mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.

15. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.

16. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.

17. El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace.

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