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Mateo 8:15-27 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

15. Y le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y les servía.

16. Y cuando era ya tarde, trajeron a él muchos endemoniados; y echó fuera los demonios con su palabra y sanó a todos los enfermos,

17. para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.

18. Y viendo Jesús mucha gente alrededor de sí, mandó pasar al otro lado.

19. Y acercándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.

20. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

21. Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.

22. Y Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

23. Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.

24. Y he aquí, se levantó en el mar una gran tempestad, de modo que las olas cubrían la barca; mas él dormía.

25. Y acercándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

26. Y él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y hubo gran bonanza.

27. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?

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