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Mateo 8:11-29 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

11. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;

12. mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

13. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

14. Y cuando fue Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste postrada en cama con fiebre.

15. Y le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y les servía.

16. Y cuando era ya tarde, trajeron a él muchos endemoniados; y echó fuera los demonios con su palabra y sanó a todos los enfermos,

17. para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.

18. Y viendo Jesús mucha gente alrededor de sí, mandó pasar al otro lado.

19. Y acercándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.

20. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

21. Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.

22. Y Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

23. Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.

24. Y he aquí, se levantó en el mar una gran tempestad, de modo que las olas cubrían la barca; mas él dormía.

25. Y acercándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

26. Y él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y hubo gran bonanza.

27. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?

28. Y cuando él hubo llegado a la otra ribera, al país de los gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, de modo que nadie podía pasar por aquel camino.

29. Y he aquí, clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

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