11. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
13. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal perdiere su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
14. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15. Ni se enciende una vela y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
16. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.