15. Y respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.
16. Y Jesús dijo: ¿También vosotros estáis aún sin entendimiento?
17. ¿No entendéis, aún, que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en la letrina?
18. Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y eso contamina al hombre.
19. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios y las blasfemias.
20. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
21. Y saliendo Jesús de allí, se fue a las regiones de Tiro y de Sidón.
22. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquellos alrededores clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23. Pero él no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
24. Y él, respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25. Entonces, ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
26. Y respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
27. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.
28. Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija quedó sanada desde aquella hora.
29. Y partiendo Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.
30. Y vino a él mucha gente que tenía consigo cojos, ciegos, mudos, mancos y muchos otros enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y él los sanó;
31. de manera que la gente se maravillaba viendo a los mudos hablar, a los mancos quedar sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
32. Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos en ayunas, para que no desmayen por el camino.