24. Y de inmediato el padre del muchacho clamó, diciendo: Creo; ayuda mi incredulidad.
25. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, ¡sal de él y no entres más en él!
26. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole mucho, salió; y el muchacho quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
27. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.
28. Y cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?