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Lucas 8:16-31 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

16. Ninguno que enciende una vela la cubre con una vasija ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren vean la luz.

17. Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni nada escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz.

18. Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, le será dado; y a todo el que no tiene, aun lo que cree tener le será quitado.

19. Y vinieron a él su madre y sus hermanos; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud.

20. Y le fue dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.

21. Él entonces, respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la hacen.

22. Y aconteció un día, que él entró en una barca con sus discípulos y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.

23. Pero mientras ellos navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago, y se anegaban y peligraban.

24. Y acercándose a él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.

25. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, diciéndose los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun manda a los vientos y al agua, y le obedecen?

26. Y navegaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.

27. Y al llegar él a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad que tenía demonios desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa ni vivía en una casa, sino entre los sepulcros.

28. El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

29. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues muchas veces se había apoderado de él; y le guardaban preso con cadenas y grilletes; mas rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio hacia los desiertos.)

30. Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.

31. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.

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