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Judas 1:2-13 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

2. Misericordia, y paz y amor os sean multiplicados.

3. Amados, por el gran deseo que tenía de escribiros de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que luchéis enérgicamente por la fe que se ha dado a los santos.

4. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido designados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en disolución la gracia de nuestro Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.

5. Quiero, pues, recordaros, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creían.

6. Y a los ángeles que no guardaron su estado original, sino que dejaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, hasta el juicio del gran día;

7. así también Sodoma y Gomorra, y las ciudades circunvecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado y seguido vicios contra la naturaleza, fueron puestas como ejemplo al sufrir el juicio del fuego eterno.

8. De la misma manera también estos soñadores mancillan su carne, y menosprecian la autoridad, y vituperan las potestades superiores.

9. Pero cuando el arcángel Miguel argumentaba con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

10. Pero éstos maldicen las cosas que no conocen; y en las cosas que por naturaleza conocen, como animales irracionales, se corrompen.

11. ¡Ay de ellos!, porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré.

12. Éstos son manchas en vuestros convites fraternales cuando festejan juntamente con vosotros, apacentándose a sí mismos sin temor alguno; nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá por los vientos; árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

13. fieras ondas del mar, que espuman sus mismas vergüenzas; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.

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