25. Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es a éste al que buscan para matarlo?
26. Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo?
27. Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.
28. Entonces Jesús alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo: A mí me conocéis y sabéis de dónde soy; no he venido por mí mismo, pero el que me envió, al cual vosotros no conocéis, es verdadero.
29. Yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió.
30. Entonces procuraban prenderle; mas ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora.
31. Y muchos del pueblo creyeron en él y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?
32. Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; entonces los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para que le prendiesen.
33. Y Jesús dijo: Aún estaré con vosotros un poco de tiempo, e iré al que me envió.
34. Me buscaréis y no me hallaréis; y a donde yo esté, vosotros no podréis ir.
35. Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se irá éste que no le hallaremos? ¿Se ha de ir a los dispersos entre los griegos, y a enseñar a los griegos?
36. ¿Qué quiere decir esto que dijo: Me buscaréis y no me hallaréis; y a donde yo esté, vosotros no podréis ir?