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Juan 6:52-65 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

52. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

53. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre ni bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

54. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el día postrero.

55. Porque mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es bebida.

56. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

57. Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo, el que me come también vivirá por mí.

58. Éste es el pan que descendió del cielo, no como vuestros padres, que comieron el maná y murieron. El que come de este pan vivirá eternamente.

59. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaúm.

60. Entonces, al oírlo, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?

61. Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?

62. ¿Pues qué, si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba primero?

63. El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

64. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién le había de entregar.

65. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le es concedido por el Padre.

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