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Juan 4:28-42 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

28. Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad y dijo a los hombres:

29. Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Cristo?

30. Entonces salieron de la ciudad y fueron a él.

31. Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.

32. Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer que vosotros no sabéis.

33. Entonces los discípulos se decían el uno al otro: ¿Le habrá traído alguien de comer?

34. Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra.

35. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

36. Y el que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra también se regocije juntamente con el que siega.

37. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.

38. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

39. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.

40. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos, y se quedó allí dos días.

41. Y muchos más creyeron por la palabra de él.

42. Y decían a la mujer: Ya no creemos sólo por tu palabra, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

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