Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Juan 3:13-26 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

13. Y nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo.

14. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

15. para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.

16. Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.

17. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

18. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

19. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20. Pues todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

21. Pero el que vive conforme a la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

22. Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estaba allí con ellos y bautizaba.

23. Y Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían y eran bautizados,

24. porque Juan aún no había sido puesto en la cárcel.

25. Entonces hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.

26. Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, del que tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos van a él.

Leer capítulo completo Juan 3