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Hechos 26:11-22 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

11. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

12. Ocupado en esto, iba yo a Damasco con la autoridad y la comisión de los principales sacerdotes,

13. cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepujaba al resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.

14. Y habiendo caído todos nosotros a tierra, oí una voz que me hablaba y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

15. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

16. Pero levántate y ponte sobre tus pies; porque para esto me he aparecido a ti, para ponerte como ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que me apareceré a ti,

17. librándote del pueblo y de los gentiles, a quienes ahora te envío,

18. para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe en mí, remisión de pecados y herencia entre los santificados.

19. Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial;

20. antes bien, anuncié primeramente a los que están en Damasco y en Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

21. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme.

22. Pero habiendo recibido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:

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