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Hechos 16:27-40 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

27. Y al despertar el carcelero y ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se quería matar, pensando que los presos habían huido.

28. Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, porque todos estamos aquí.

29. Él entonces, pidiendo luz, entró precipitadamente, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;

30. y los sacó fuera y les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

31. Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa.

32. Y le hablaron la palabra del Señor, a él y a todos los que estaban en su casa.

33. Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas de los azotes; y se bautizó en seguida, él y todos los suyos.

34. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó de que con toda su casa había creído en Dios.

35. Y cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Deja ir a esos hombres.

36. Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han enviado a decir que se os suelte; así que ahora salid e id en paz.

37. Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin ser condenados, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos sueltan encubiertamente? No, de ninguna manera, sino vengan ellos mismos a sacarnos.

38. Y los alguaciles hicieron saber a los magistrados estas palabras, los que tuvieron miedo al oír que eran romanos.

39. Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que saliesen de la ciudad.

40. Entonces, después de salir de la cárcel, entraron en casa de Lidia; y habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron.

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