10. dijo a gran voz: ¡Levántate derecho sobre tus pies! Y él saltó y anduvo.
11. Entonces la gente, al ver lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: ¡Dioses semejantes a hombres han descendido a nosotros!
12. Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra.
13. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba delante de la ciudad de ellos, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre, quería ofrecer sacrificios.
14. Y cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre el gentío, dando voces,
15. diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, y el mar y todo lo que en ellos hay.
16. En las edades pasadas, él ha dejado a todas las naciones andar por sus propios caminos;
17. si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
18. Y aun diciendo estas cosas, apenas apaciguaron al pueblo para que no les ofreciesen sacrificio.
19. Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le sacaron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
20. Pero al rodearle los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y un día después, partió con Bernabé a Derbe.
21. Y después que hubieron anunciado el evangelio en aquella ciudad, y tras haber enseñado a muchos, volvieron a Listra, y a Iconio y a Antioquía,
22. fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe y diciéndoles: Es menester que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
23. Y habiéndoles constituido ancianos en cada una de las iglesias, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.