Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 10:24-42 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

24. Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y a los amigos más íntimos.

25. Y cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle; y postrándose a sus pies, le adoró.

26. Pero Pedro le levantó, diciendo: ¡Levántate! Yo mismo también soy hombre.

27. Y hablando con él, entró y halló a muchos que se habían reunido.

28. Y les dijo: Vosotros sabéis que está prohibido para un varón judío juntarse con un extranjero o acercarse a él, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre llame común o inmundo;

29. por lo cual, al ser llamado, he venido sin poner ninguna objeción. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?

30. Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba ayunando; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, he aquí, un varón con vestiduras resplandecientes se puso delante de mí.

31. Y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios.

32. Envía, pues, a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; éste se hospeda en casa de Simón, el curtidor, junto al mar, quien, cuando venga, te hablará.

33. Así que, en seguida envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.

34. Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,

35. sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace lo justo.

36. Dios envió la palabra a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es el Señor de todos.

37. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan,

38. en cuanto a Jesús de Nazaret: cómo le ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

39. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén, a quien mataron, colgándole en un madero.

40. A éste levantó Dios al tercer día e hizo que se apareciese,

41. no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.

42. Y nos mandó que predicásemos al pueblo y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de los vivos y de los muertos.

Leer capítulo completo Hechos 10