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Hebreos 13:8-20 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

8. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy y por los siglos.

9. No seáis llevados de acá para allá por doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón en la gracia, y no en los alimentos que nunca aprovecharon a los que se ocuparon de ellos.

10. Tenemos un altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven al tabernáculo.

11. Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre, por el pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.

12. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad.

13. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio.

14. Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir.

15. Así que, por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, a saber, fruto de labios que confiesen su nombre.

16. Y de hacer el bien y de compartir no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios.

17. Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, y sin quejarse, porque esto no os es provechoso.

18. Orad por nosotros, pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando comportarnos bien en todo.

19. Y aún más os ruego que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto.

20. Y el Dios de paz que levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del convenio sempiterno,

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