Capítulos

  1. 1
  2. 2
  3. 3
  4. 4
  5. 5
  6. 6
  7. 7
  8. 8
  9. 9
  10. 10
  11. 11
  12. 12
  13. 13

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Corintios 5 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos.

2. Y en ésta también gemimos, deseando ser revestidos de aquélla, nuestra habitación celestial,

3. puesto que en verdad seremos hallados vestidos, y no desnudos.

4. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos agobiados, porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

5. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado la garantía del Espíritu.

6. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor

7. (porque por fe andamos, no por vista);

8. pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del Señor.

9. Por tanto, procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables;

10. porque es menester que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

11. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres, pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo seamos en vuestras conciencias.

12. No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino que os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis qué responder a los que se glorían en las apariencias, y no en el corazón.

13. Porque si hemos perdido la razón, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.

14. Porque el amor de Cristo nos apremia, pensando esto: Que si uno murió por todos, por consecuencia, todos murieron;

15. y él por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

16. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ahora ya no le conocemos así.

17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

18. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación,

19. a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta sus pecados; y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.

20. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

21. Al que no conoció pecado, por nosotros le hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.