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Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Números 11 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Y aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová y se enardeció su ira, y se encendió entre ellos fuego de Jehová y consumió un extremo del campamento.

2. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová; y se extinguió el fuego.

3. Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió entre ellos.

4. Y el vulgo que había en medio de ellos tuvo un deseo voraz, y volvieron y aun lloraron los hijos de Israel y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

5. Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, y de los melones, y de los puerros, y de las cebollas y de los ajos;

6. y ahora nuestra alma se seca, pues nada más que maná ven nuestros ojos.

7. Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

8. Se esparcían los del pueblo y lo recogían, y lo molían en molinos o lo majaban en morteros, y lo cocían en caldera o hacían de él tortas; y su sabor era como sabor de aceite nuevo.

9. Y cuando descendía el rocío de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.

10. Y oyó Moisés al pueblo que lloraba cada uno en su familia, a la entrada de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera, y también le pareció mal a Moisés.

11. Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia ante tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?

12. ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al de pecho, a la tierra que juraste dar a sus padres?

13. ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque me lloran, diciendo: Danos carne para que comamos.

14. No puedo yo solo llevar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.

15. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia ante tus ojos, y que yo no vea mi mal.

16. Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme a setenta hombres de entre los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales, y tráelos a la entrada del tabernáculo de reunión, y que esperen allí contigo.

17. Y yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos, y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

18. Pero dirás al pueblo: Santificaos para mañana y comeréis carne. Pues habéis llorado a oídos de Jehová, diciendo: ¡Quién nos diera a comer carne! Porque mejor nos iba en Egipto. Jehová, pues, os dará carne, y comeréis.

19. No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días,

20. sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y os sea aborrecible, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto?

21. Entonces dijo Moisés: Hay seiscientos mil hombres de a pie en este pueblo en medio del cual yo estoy, y tú dices: Les daré carne, y comerán durante todo un mes.

22. ¿Se degollarán para ellos ovejas y bueyes que les basten? ¿O se juntarán para ellos todos los peces del mar para que tengan abasto?

23. Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra o no.

24. Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta hombres de entre los ancianos del pueblo, y los reunió alrededor del tabernáculo.

25. Entonces Jehová descendió en la nube y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él y lo puso en los setenta varones ancianos; y aconteció que cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron.

26. Y habían quedado en el campamento dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían ido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento.

27. Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento.

28. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés desde su juventud, y dijo: Señor mío Moisés, impídeselo.

29. Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? ¡Ojalá que todos los del pueblo de Jehová fuesen profetas, que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos!

30. Y volvió Moisés al campamento, él y los ancianos de Israel.

31. Y Jehová envió un viento que trajo codornices del mar y las dejó sobre el campamento, un día de camino de un lado, y un día de camino del otro lado, en derredor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra.

32. Entonces el pueblo estuvo levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí a lo largo en derredor del campamento.

33. Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió contra el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande.

34. Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso.

35. De Kibrot-hataava el pueblo partió a Hazerot, y se detuvo en Hazerot.