10. Y cuando lo oyeron Sanbalat el horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel.
11. Llegué, pues, a Jerusalén y estuve allí tres días.
12. Y me levanté de noche, yo y unos pocos hombres conmigo, y no dije a hombre alguno lo que mi Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén. No había ningún animal conmigo, excepto el animal en que cabalgaba.