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Miqueas 7:1-13 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. ¡Ay de mí!, porque he venido a ser como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos.

2. Ha desaparecido el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan para derramar sangre; cada cual tiende red a su hermano.

3. Para completar la maldad con sus manos, el príncipe exige, y el juez juzga por recompensa; y el poderoso habla según el capricho de su alma, y juntos lo traman.

4. El mejor de ellos es como el espino; el más recto, peor que el zarzal; el día de tus atalayas y de tu castigo viene; ahora será su confusión.

5. No creáis en amigo ni confiéis en compañero; de la que duerme a tu lado, cuídate de abrir tu boca.

6. Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su propia casa.

7. Pero yo acudiré a Jehová; esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.

8. Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, he de levantarme; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.

9. La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y me haga justicia. Él me sacará a la luz; veré su justicia.

10. Y mi enemiga lo verá y se cubrirá de vergüenza, la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como el lodo de las calles.

11. El día en que se reedifiquen tus muros, aquel día se extenderán los límites.

12. En ese día vendrán hasta ti desde Asiria y desde las ciudades de Egipto, y desde Egipto hasta el Río, y de mar a mar y de monte a monte.

13. Y la tierra será asolada a causa de sus moradores, por el fruto de sus obras.

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