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Josué 8:27-35 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

27. Y los israelitas tomaron para sí las bestias y los despojos de la ciudad, conforme a la palabra que Jehová había mandado a Josué.

28. Y Josué quemó Hai y la redujo a un montón perpetuo de ruinas, asolada hasta hoy.

29. Y al rey de Hai lo colgó de un madero hasta caer la tarde; y cuando el sol se puso, mandó Josué que quitasen su cuerpo del madero y lo echasen a la puerta de la ciudad; y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy.

30. Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal,

31. como Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

32. También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual él había escrito delante de los hijos de Israel.

33. Y todo Israel, con sus ancianos, y sus oficiales, y sus jueces, estaban de pie a uno y otro lado del arca, delante de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del convenio de Jehová, tanto extranjeros como naturales; la mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, tal como Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen al pueblo de Israel.

34. Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.

35. No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó Moisés que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, y de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.

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