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Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Job 4 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Entonces respondió Elifaz, el temanita, y dijo:

2. Si intentáramos hablarte, ¿te sería molesto? Pero, ¿quién podrá detener las palabras?

3. He aquí, tú enseñabas a muchos y las manos débiles fortalecías.

4. Al que tropezaba, tus palabras sostenían; y fortalecías las rodillas débiles.

5. Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y ahora que ha llegado a ti, te turbas.

6. ¿No es esto tu temor, tu confianza, tu esperanza y la perfección de tus caminos?

7. Recuerda, te ruego, ¿quién, siendo inocente, ha perecido jamás? O, ¿dónde han sido destruidos los rectos?

8. Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran aflicción, eso mismo siegan.

9. Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su furor son consumidos.

10. El rugido del león, y la voz del león y los dientes de los leoncillos son quebrantados.

11. El león viejo perece por falta de presa, y los cachorros de la leona se dispersan.

12. Un asunto me fue traído en secreto, y mi oído ha percibido algo de ello.

13. En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres,

14. me sobrevino un espanto y un temblor que estremeció todos mis huesos;

15. y un espíritu pasó por delante de mí que hizo que se erizara el vello de mi cuerpo.

16. Se detuvo, pero yo no reconocí su semblante; delante de mis ojos había una figura; hubo silencio, entonces oí una voz:

17. ¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el hombre más puro que el que lo creó?

18. He aquí que en sus siervos no confía, y atribuye errores a sus ángeles.

19. ¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro, cuyos cimientos están en el polvo, que serán aplastados como la polilla!

20. De la mañana a la tarde son destruidos, y se pierden para siempre, sin haber quien repare en ello.

21. Su eminencia, ¿no se pierde con ellos mismos? Mueren, mas sin sabiduría.