Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Job 31:22-40 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

22. que mi brazo se caiga de mi hombro, y que se quiebre el hueso de mi brazo.

23. Porque el castigo de Dios ha sido terror para mí, y ante su majestad yo no tendría poder.

24. Si he puesto en el oro mi esperanza o si he dicho al oro fino: Mi confianza eres tú,

25. si me he alegrado de que mi riqueza se multiplicase y de que mi mano hallase mucho,

26. si he mirado al sol cuando resplandecía, o a la luna en su esplendor,

27. y si mi corazón se engañó en secreto, o si mi boca besó mi mano,

28. esto también sería maldad digna de juicio, porque habría negado al Dios de lo alto.

29. Si me he alegrado con la ruina del que me aborrecía y me he regocijado cuando le halló el mal

30. (aun cuando no he entregado al pecado mi boca, pidiendo maldición para su alma),

31. si los hombres de mi tienda no decían: ¿Quién hallará a alguno que no se haya saciado con su carne?

32. (el extranjero no pasaba fuera la noche, pues mis puertas abría al caminante);

33. si como Adán he encubierto mis transgresiones, escondiendo en mi seno mi iniquidad,

34. porque temía a la gran multitud, y el menosprecio de las familias me aterrorizaba, y callé y no salí de mi puerta.

35. ¡Quién me diera quien me oyese! He aquí, mi marca. ¡Que el Omnipotente me responda, y que mi adversario me haga un escrito!

36. Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ceñiría como una corona.

37. Yo le contaría el número de mis pasos; como príncipe me acercaría a él.

38. Si mi tierra clama contra mí, y lloran todos sus surcos;

39. si he comido su sustancia sin dinero, o si he hecho expirar el alma de sus dueños,

40. en lugar de trigo broten abrojos, y espinos en lugar de cebada.

Leer capítulo completo Job 31