Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jeremías 9:8-22 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

8. Saeta mortífera es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca habla paz a su amigo, pero dentro de sí le tiende emboscada.

9. ¿No los he de castigar por estas cosas?, dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?

10. Por los montes levantaré lloro, y llanto y lamentación por los pastizales del desierto, porque han sido desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse el bramido del ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron; se han ido.

11. Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, a una guarida de chacales, y convertiré las ciudades de Judá en una desolación donde no quede morador.

12. ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto? ¿Y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido y ha sido asolada como un desierto, hasta no haber quien pase por ella?

13. Y dice Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron mi voz ni caminaron conforme a ella,

14. sino que se fueron tras la obstinación de su corazón y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres.

15. Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo y les daré a beber agua de hiel.

16. Y los esparciré entre naciones que no conocieron ellos ni sus padres; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que yo los acabe.

17. Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad y llamad plañideras que vengan; y enviad por las hábiles para que vengan;

18. y dense prisa y levanten llanto por nosotros, y corran lágrimas de nuestros ojos, y nuestros párpados destilen agua.

19. Porque voz de lamentación se oye desde Sión: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque hemos abandonado la tierra, porque han derribado nuestras moradas.

20. Oíd, pues, oh mujeres, la palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca; y enseñad endechas a vuestras hijas y cada una a su amiga lamentos.

21. Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas y ha entrado en nuestros palacios, para talar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.

22. Di: Así dice Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo y como manojos tras el segador, y no hay quien los recoja.

Leer capítulo completo Jeremías 9