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Jeremías 44:4-20 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

4. Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, para deciros: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.

5. Pero no escucharon ni inclinaron su oído para volverse de su maldad, para dejar de quemar incienso a dioses ajenos.

6. Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; y quedaron en ruinas y en desolación, como lo están hoy.

7. Ahora pues, así ha dicho Jehová, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué hacéis un mal tan grande contra vuestras almas, para ser talados el hombre y la mujer, el muchacho y el niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno,

8. haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para peregrinar, de suerte que os desarraiguéis y seáis objeto de maldición y de oprobio a todas las naciones de la tierra?

9. ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, y de las maldades de los reyes de Judá, y de las maldades de sus esposas, y de vuestras propias maldades y de las maldades de vuestras esposas, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?

10. No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.

11. Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que yo pongo mi rostro contra vosotros para mal y para desarraigar a todo Judá.

12. Y tomaré a los del remanente de Judá que fijaron sus rostros para entrar en la tierra de Egipto a fin de peregrinar allí, y serán todos consumidos y caerán en la tierra de Egipto; serán consumidos por la espada y por el hambre; por la espada y por el hambre morirán desde el menor hasta el mayor, y serán motivo de execración, y de espanto, y de maldición y de oprobio.

13. Pues castigaré a los que moran en la tierra de Egipto, como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia.

14. Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra de Egipto para peregrinar allá, no habrá quien escape ni quien quede vivo para volver a la tierra de Judá, a la cual suspiran ellos por volver para habitar allí; porque no volverán sino sólo los que escapen.

15. Entonces todos los que sabían que sus esposas habían quemado incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en la tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:

16. La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová no la escucharemos de ti,

17. sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra propia boca, para quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, como hemos hecho nosotros, nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros jefes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; pues fuimos saciados de pan, y estuvimos bien y no vimos mal alguno.

18. Pero desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta de todo, y por la espada y por el hambre somos consumidos.

19. Y cuando quemamos incienso a la reina del cielo y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones sin el consentimiento de nuestros maridos?

20. Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, y a todo el pueblo que le había respondido esto, diciendo:

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