Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jeremías 4:30-31 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

30. Y tú, devastada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menosprecian tus amantes; buscan tu vida.

31. Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; es la voz de la hija de Sión que jadea y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí!, pues mi alma desfallece a causa de los asesinos.

Leer capítulo completo Jeremías 4