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Isaías 49:1-10 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Oídme, oh islas, y escuchad, pueblos lejanos: Jehová me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.

2. Y puso mi boca como espada aguda; me cubrió con la sombra de su mano, y me puso por saeta bruñida; me guardó en su aljaba.

3. Y me dijo: Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti seré glorificado.

4. Pero yo dije: Por demás he trabajado; en vano y sin provecho he agotado mis fuerzas. Ciertamente mi juicio está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.

5. Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob. Aunque Israel no sea congregado, aún así seré estimado ante los ojos de Jehová, y mi Dios será mi fortaleza.

6. Y dijo: Poco es que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los preservados de Israel; también te daré como luz a las naciones, para que seas mi salvación hasta el extremo de la tierra.

7. Así ha dicho Jehová, el Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado del hombre, al abominado de la nación, al siervo de gobernantes: Reyes lo verán y se levantarán; príncipes también, y adorarán, a causa de Jehová, que es fiel, el Santo de Israel, el cual te escogerá.

8. Así ha dicho Jehová: En el tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré y te daré por convenio del pueblo, para establecer la tierra, para hacer heredar las desoladas heredades,

9. para decir a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Manifestaos. En los caminos serán apacentados y en todas las cumbres tendrán sus pastos.

10. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará y los conducirá junto a manantiales de aguas.

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