21. Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.
22. Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí, también se nos demanda su sangre.
23. Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.
24. Y se apartó José de ellos y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón y le ató a la vista de ellos.
25. Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo y que devolviesen el dinero a cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y que les diesen comida para el camino; y se hizo así con ellos.
26. Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos y se fueron de allí.