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Ezequiel 10:5-17 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

5. Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.

6. Y aconteció que cuando mandó al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se detuvo entre las ruedas.

7. Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines hacia el fuego que estaba entre los querubines, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.

8. Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

9. Y miré, y he aquí, cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a cada querubín, y el aspecto de las ruedas era como el de piedra de jaspe.

10. En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si una rueda estuviera en medio de otra.

11. Cuando andaban, hacia sus cuatro costados andaban; no se desviaban cuando andaban, sino que al lugar adonde la cabeza se dirigía, en pos de ella iban; no se desviaban cuando andaban.

12. Y todo su cuerpo, y sus espaldas, y sus manos, y sus alas y las ruedas, las ruedas de los cuatro, estaban llenas de ojos alrededor.

13. A las ruedas, oyéndolo yo, se las llamaba: ¡Rueda!

14. Y cada uno tenía cuatro caras. La primera cara era de querubín; y la segunda cara, de hombre; y la tercera cara, de león; y la cuarta cara, de águila.

15. Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar.

16. Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para elevarse de la tierra, las ruedas no se apartaban de ellos.

17. Cuando se detenían ellos, se detenían ellas, y cuando ellos se elevaban, se elevaban con ellos, porque el espíritu del ser viviente estaba en ellas.

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