1. Y miré, y he aquí, en el firmamento que estaba sobre la cabeza de los querubines había como una piedra de zafiro, que tenía el aspecto de un trono que apareció sobre ellos.
2. Y habló al varón vestido de lino y le dijo: Entra en medio de las ruedas, debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y espárcelos sobre la ciudad. Y entró, viéndolo yo.