Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Esdras 9:1-14 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

1. Y acabadas estas cosas, los oficiales vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel, y los sacerdotes y los levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, los heteos, los ferezeos, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones.

2. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los oficiales y de los gobernadores ha sido la primera en cometer esta infidelidad.

3. Y cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y me arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito.

4. Y se reunieron en torno a mí todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel, a causa de la infidelidad de los del cautiverio; mas yo estuve sentado atónito hasta la ofrenda de la tarde.

5. Y a la hora de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas y extendí mis manos a Jehová mi Dios,

6. y dije: Oh Dios mío, avergonzado y humillado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro hacia ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestra culpa ha crecido hasta los cielos.

7. Desde los días de nuestros padres hasta el día de hoy hemos estado bajo gran culpa; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a la espada, al cautiverio, y al robo y a la vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.

8. Y ahora, por un breve momento, ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre y para darnos una estaca en su lugar santo, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en medio de nuestra servidumbre.

9. Porque siervos hemos sido; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que ha extendido sobre nosotros su misericordia ante los reyes de Persia, para que se nos diese vida a fin de levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén.

10. Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos,

11. los cuales mandaste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla es una tierra inmunda a causa de la impureza de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo a otro con su inmundicia.

12. Ahora, pues, no deis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni toméis sus hijas para vuestros hijos, ni procuréis jamás su paz ni su prosperidad, para que seáis fuertes, y comáis lo bueno de la tierra y la dejéis como heredad a vuestros hijos para siempre.

13. Y después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras y a causa de nuestra gran culpa, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos has dado una escapatoria como ésta,

14. ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos y a emparentar con los pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni escapatoria?

Leer capítulo completo Esdras 9