18. Yo, el rey Nabucodonosor, he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; pero tú puedes, porque está en ti el espíritu de los dioses santos.
19. Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, se quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos le turbaban: El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Respondió Beltsasar y dijo: Señor mío, el sueño sea para los que te odian, y su interpretación para tus enemigos.
20. El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya altura llegaba hasta el cielo, y que se veía desde toda la tierra,
21. y cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y había en él alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas habitaban las aves del cielo,
22. tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste poderoso, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.
23. Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Derribad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y sea su parte con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos;
24. ésta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo que ha venido sobre mi señor, el rey: