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Daniel 2:16-33 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

16. Y Daniel entró y pidió al rey que le diese tiempo, y que así él le daría al rey la interpretación.

17. Luego Daniel fue a su casa e hizo saber el asunto a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros,

18. para que pidiesen misericordias del Dios del cielo con respecto a este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.

19. Entonces el misterio fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo.

20. Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad, porque suyos son la sabiduría y el poder.

21. Y él es el que cambia los tiempos y las estaciones; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos;

22. él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él.

23. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y poder; y ahora me has revelado lo que te pedimos, pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

24. Después de esto, Daniel fue a Arioc, a quien el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia. Fue y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame ante el rey, y yo le daré al rey la interpretación.

25. Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey y le dijo así: He hallado un hombre de los cautivos de Judá, el cual dará al rey la interpretación.

26. Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación?

27. Daniel respondió ante el rey y dijo: El misterio que el rey quiere saber, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden declarar al rey.

28. Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza en tu cama son éstos:

29. A ti, oh rey, en tu cama te vinieron pensamientos sobre lo que había de suceder en lo por venir; y el que revela los misterios te ha hecho saber lo que ha de suceder.

30. Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los seres vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.

31. Tú, oh rey, mirabas, y he aquí había una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande y cuya gloria era muy sublime, estaba de pie delante de ti y su aspecto era terrible.

32. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;

33. sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.

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