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1 Samuel 25:34-41 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

34. Porque, vive Jehová Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado a Nabal ni un hombre.

35. Y recibió David de su mano lo que le había traído y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he escuchado tu voz y te he tenido respeto.

36. Y Abigail fue a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba muy ebrio, por lo que ella no le dijo ni poco ni mucho hasta el día siguiente.

37. Pero sucedió que a la mañana, cuando se le había pasado el efecto del vino a Nabal, le refirió su esposa estas cosas; y desmayó su corazón, y se quedó como una piedra.

38. Y aconteció que después de unos diez días, Jehová hirió a Nabal, y murió.

39. Y cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: Bendito sea Jehová, que juzgó la causa de mi afrenta recibida de manos de Nabal y que ha preservado del mal a su siervo; y Jehová ha vuelto la maldad de Nabal sobre su propia cabeza. Después envió David a hablar con Abigail, para tomarla por esposa.

40. Y los criados de David vinieron a Abigail en Carmel y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti para tomarte por esposa.

41. Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea la sierva que lave los pies de los siervos de mi señor.

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