22. Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, porque ha hallado gracia ante mis ojos.
23. Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y se sentía mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.