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Romanos 9:2-13 Nueva Versión Internacional (NVI)

2. Me invade una gran tristeza y me embarga un continuo dolor.

3. Desearía yo mismo ser maldecido y separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los de mi propia raza,

4. el pueblo de Israel. De ellos son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la ley, y el privilegio de adorar a Dios y contar con sus promesas.

5. De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre! Amén.

6. Ahora bien, no digamos que la Palabra de Dios ha fracasado. Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son Israel.

7. Tampoco por ser descendientes de Abraham son todos hijos suyos. Al contrario: «Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac.»

8. En otras palabras, los hijos de Dios no son los descendientes naturales; más bien, se considera descendencia de Abraham a los hijos de la promesa.

9. Y la promesa es ésta: «Dentro de un año vendré, y para entonces Sara tendrá un hijo.»

10. No sólo eso. También sucedió que los hijos de Rebeca tuvieron un mismo padre, que fue nuestro antepasado Isaac.

11. Sin embargo, antes de que los mellizos nacieran, o hicieran algo bueno o malo, y para confirmar el propósito de la elección divina,

12. no en base a las obras sino al llamado de Dios, se le dijo a ella: «El mayor servirá al menor.»

13. Y así está escrito: «Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú.»

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