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Romanos 8:1-4 Nueva Versión Internacional (NVI)

1. Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,

2. pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.

3. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,

4. a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu.

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