10. Se me hizo evidente que el mismo mandamiento que debía haberme dado vida me llevó a la muerte;
11. porque el pecado se aprovechó del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató.
12. Concluimos, pues, que la ley es santa, y que el mandamiento es santo, justo y bueno.
13. Pero entonces, ¿lo que es bueno se convirtió en muerte para mí? ¡De ninguna manera! Más bien fue el pecado lo que, valiéndose de lo bueno, me produjo la muerte; ocurrió así para que el pecado se manifestara claramente, o sea, para que mediante el mandamiento se demostrara lo extremadamente malo que es el pecado.